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Colombie - Ingrid Betancourt veut être libérée par l'armée et s'oppose à son échange contre des guérilleros des FARC emprisonnés

(LatinReporters.com) - Retranscription, en espagnol, de la vidéo de la Franco-Colombienne Ingrid Betancourt, diffusée le samedi 30 août 2003 dans le programme Noticias Uno de la télévision colombienne. La vidéo a été réalisée par la guérilla marxiste des FARC (Forces armées révolutionnaires de Colombie), qui séquestre Ingrid Betancourt depuis le 23 février 2002. Au moment de son enlèvement, elle était en campagne électorale comme candidate d'un parti écologiste à la présidence de la Colombie.



"Papá, Verení, Lorenzo, Juanqui, Astricar, Fak, Sebastián, Anastasia, mi chiquitina...

Estoy bien, estoy viva (...) sólo pido que Dios me ilustre para poner un pie delante de otro, todos los días. Jimena, has estado luminosa, extraordinaria, me has llenado la vida (...) me siento muy afortunada.

Mi Lorenzo, tú estás siempre presente, de todos yo sé que tú eres el que sabe que yo vuelvo, nunca lo has dudado, siempre lo has sabido y esa fuerza tuya me llega hasta aquí, y me ayuda mucho.

Mamá, a veces logro oírte en la radio, lo que estás haciendo es hermoso, en solidaridad con todos los que están como nosotros en la misma situación, de prudencia, de delicadeza, de humildad, de fuerza, de convicción, ahí estás tú, dándome fuerza, te amo y te quiero.

Joanqui, yo quiero que tú me prometas que te vas a encargar de que a mi mamá no le falte nada, que la estés acompañando y consintiendo. Te amo, y el amor como el agua siempre encuentran su ruta y su sendero (...).

Vivir con usted los momentos difíciles que hemos pasado, alejadas la una de la otra, porque nos ha tocado. Yo sé que usted está ahí para mí como lo estoy siempre pa’ usted.

Qué suerte tengo de que existas y que estés ahí, con mis niños, con Joanqui, como parte absoluta e integrante, como hermano mío, como el papá de mis niños, como ese hombre que yo amo.

Sebastián, yo sé que tú estás ahí también con tus hermanos y conmigo, gracias. A mi Anastasia, le pido que llame todas las noches a su abuelita, que hable con ella de la telenovela, y que le levantes el ánimo todas las noches. (…)

Que esté muy juicioso en el colegio y que no esté jugando con las espadas. A ustedes, mi familia, los llevo en el alma, son mi fuerza, pero quiero también saludar otra familia, la familia de todos aquellos que han estado pensando en mí, que no me han olvidado, que se han movilizado por mí, que han luchado, por mí y por todos los que estamos en esta situación, aquellos que han tomado la decisión de no olvidarnos, en Colombia y fuera de Colombia, y en especial a los franceses, a  Francia, cuya voz en los últimos acontecimientos se levantó clara y llegó acá, a esta selva como una luz, como una promesa de que el mundo puede ser mejor (...) al embajador de Francia en Colombia, Daniel Parfait, a los franceses que han estado conmigo a pesar de la distancia y tiempo, gracias...

Hemos estado muy tristes, muy golpeados, con la muerte de Gilberto Echeverri y de Guillermo Gaviria. A sus esposas y a sus familias, decirles que estamos compartiendo el dolor y solamente ellos saben lo que eso significa, compartir ese dolor.

He pensado en todos estos acontecimientos que quiero hablar con ustedes de temas que son muy difíciles pero de los cuales hay que hablar. Yo sé que ustedes se han movilizado, mamá, toda mi familia, Yolanda Pinto, Marta, todas, todos, para impedir que se hagan rescates, operaciones de rescate, por nosotros los secuestrados...

Quiero pedirle a mi familia que al contrario, apoye a las Fuerzas Militares y asuman las Fuerzas Militares el compromiso de adelantar operaciones de rescate que puedan llevarnos a la liberación.

Yo estoy convencida de que nosotros no podemos pedirle a nuestros soldados que estén dispuestos a dar la vida por nuestras instituciones por defender nuestros derechos, pero cuando nos toca vivirlo en lo personal y lo propio no estamos dispuestos a jugarnos la vida por defender nuestra propia libertad. Yo creo que uno puede hacer muchas concesiones pero uno no puede claudicar su ente humanitario, uno no puede renunciar a sus derechos, uno no puede renunciar a la libertad, ni siquiera por prudencia.

Yo sé que esto que les estoy diciendo es duro para ustedes, y también es duro para mí, pero yo creo que si nosotros queremos sembrar para la paz de Colombia, tenemos que actuar en función de nuestros principios y no en función de solo nuestros intereses.

Obviamente frente a los acontecimientos últimos, a la muerte de Guillermo Gaviria y de Gilberto Echeverri, esta reflexión hay que llevarla más lejos.

Rescate sí, definitivamente sí, por principio, pero no cualquier rescate. Los rescates o son un éxito o no deben serlo. Colombia no puede caer en el expediente de que simplemente un rescate sea una oportunidad política en el cual se pone en juego la vida de muchos ciudadanos, pero en el cual el Estado sale siempre ganando, ganando si se liberan los secuestrados vivos porque son los trofeos, son una victoria, y victoria también si se rescatan cadáveres porque se puede acusar al enemigo.

Yo creo que hay que hacer un análisis muy profundo de lo que llevó al fracaso de la operación de rescate de personas tan importantes como Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri y de las ocho personas que con ellos murieron en combate, héroes de nuestra Nación.

Yo creo que no podemos aceptar una oración por las personas que más se han sacrificado por la por la paz de Colombia, sin que haya una explicación sobre cuál fue el tenor de los hechos y de lo sucedido.

Tengo entendido que el presidente Uribe, de una manera gallarda, ha asumido la responsabilidad de los hechos que condujeron a la muerte de Guillermo y de Gilberto. Yo creo que es importante que el Presidente sea el que tome esa decisión, la decisión de si hay o no operación de rescate, no creo que sea una decisión militar, es una decisión política, que trasciende de lejos una operación militar.  Creo que con esa actitud el presidente lo que nos está diciendo es que se va a meter en el detalle de las operaciones de rescate, tiene que ser así.

No puede ser simplemente un sobrevuelo sobre la estrategia. Una operación de rescate es una operación minuciosa de la cual se tiene que evaluar minuciosamente la práctica, los detalles de esa operación, y es importante que sea el Presidente el que evalúe el riesgo y por lo tanto las posibilidades de éxito, y por lo tanto la garantía de que aquellos que estamos secuestrados vamos a tener nuestra liberación, no a cambio nuestra muerte.

Pienso también que es necesario que el Presidente les avise a los familiares cuando una operación de rescate se vaya a dar, no se trata de consultarla, porque es muy posible que los familiares no estén de acuerdo. Pero si se trata de informarlos, no solamente por una cuestión humanitaria de respetar el dolor y la responsabilidad de esas familias, en el amor que los une a las personas que van a ser rescatadas, sino también es un problema de eficiencia porque lo que queremos es que con la exigencia de éxito que televisar los familiares nuestros, garantizarnos que esas operaciones de rescate suban el nivel de experiencia y por lo tanto tendremos operaciones de rescate exitosas, porque de eso se trata.

Una operación de rescate tiene que ser exitosa o no debe darse. Está sobre la mesa obviamente el tema del canje, del acuerdo humanitario, no podemos tampoco caer en la facilidad de pensar que porque hay operaciones de rescate exitosas entonces no hay negociación. Somos muchos los secuestrados. Es físicamente imposible que a todos nos rescaten con operaciones militares. Y nosotros los colombianos, todos, todos los colombianos, no solamente los secuestrados, todos los que están allá, tenemos una responsabilidad y esa responsabilidad es con los soldados y con los policías prisioneros de guerra desde hace, en algunos casos, más de cinco años.

Yo lo dije en el Congreso cuando estaba libre, lo vuelvo a decir en el cautiverio, el canje es una obligación moral de un Estado democrático. El canje entre personas de la misma condición, guerreros, entrenados, uniformados, armados, que en combate son capturados, por una parte o por la otra.

En este caso, moralmente, moralmente, es indispensable el canje. Yo no le puedo decir a mi hijo y de pronto a mi hija que se ponga el uniforme de nuestras Fuerzas Militares con mucho orgullo y que vaya defender las banderas de nuestra democracia, de nuestros valores, nuestras instituciones, pero decirle ‘pero eso sí si lo capturan allá usted, porque el Estado no responde’.

Nosotros tenemos una obligación moral y es responderles a esos muchachos que han puesto su vida al servicio de la Nación y que en este momento están prisioneros de la guerrilla. Esa es una obligación moral por encima de todas las demás. Es una obligación moral porque esas personas, a diferencia de nosotros los civiles, estaban en combate y ese es un riesgo asumido por la institución en el momento de enviar a nuestros muchachos al combate.

Nosotros no podemos seguir dilatando esta situación, nosotros tenemos, como colombianos, que abrirle la puerta de libertad a esos soldados y a esos policías y recibirlos con honores, honores no solamente por lo que han padecido sino reintegrarlos en las filas de nuestras instituciones porque ellos más que nadie conocen al enemigo y son por lo tanto unos expertos que pueden ayudar a ganar la guerra que se ha propuesto el Gobierno y para la cual los colombianos debemos (…)

No es posible que nosotros pensemos en ganar la guerra si no les damos certeza a nuestros soldados de que vamos a estar en las buenas y en las malas con ellos.

Hay (…) de los secuestrados militares extranjeros, americanos, fíjense que yo por ellos no me preocupo, porque yo sé que el gobierno americano con una operación de rescate exitosa o de una manera muy pragmática, con negociaciones, los saca, porque son sus muchachos y a sus muchachos donde estén los saca,  y yo quiero que los colombianos tengamos exactamente la misma certeza que nuestros muchachos donde estén los saquen.

(…) con el acuerdo humanitario en el cual se cambian civiles por guerreros, y esto aquí de nuevo es una posición de principios que yo quiero que mi familia comparta, que entienda, yo que sé que es doloroso, yo sé que es duro, pero yo creo que nosotros no podemos aceptar que los civiles sirvamos de escudo en esta guerra. Los civiles no deben ser parte de este conflicto. Ese es un no, no.

Y por lo tanto los civiles no deben ser canjeados. Y eso es una cuestión de principios. Si nosotros queremos sembrar la paz, si nosotros queremos por lo tanto lograr una negociación a futuro en la cual el eje central de la reflexión sea respeto de los derechos de los seres humanos.

Yo quiero pedirle a Mamá, a mi mamita, que entienda lo que estoy diciendo (...) Yo creo que se puede dar el canje entre prisioneros armados cogidos en la guerra  pero yo creo que las Farc, en el caso nuestro, el Eln, en el caso de los demás, tienen que ser gestos unilaterales de paz, es decir, liberación humanitaria. (…) independientemente del canje de soldados y de policías.

Yo quiero que ustedes asuman esta bandera con mucha fuerza, y yo quiero que entiendan. Mi papá tiene (?...) un refrán, de esos de él, y dice que uno tiene que buscar augurios más altos que su duelo, tenemos que buscar una mira superior a nuestro dolor, y eso que yo quiero es la paz de Colombia.

Yo quiero que ustedes cada vez que hagan una gestión hablen a favor de la liberación de los secuestrados. Yo quiero que ustedes piensen en sembrar paz para Colombia, a largo plazo, que piensen no en nuestros intereses inmediatos sino en principios, porque la paz la vamos a sentar con principios.

Al presidente Uribe quiero decirle que obviamente todos nosotros, todos los secuestrados de Colombia, lo tenemos a él en nuestras mentes, a diario, constantemente estamos pensando en él, pensando por él. Y yo sé que nosotros, todos, estamos también en su mente, constantemente, diariamente.

Yo quiero decirle al Presidente que yo sé que las decisiones sobre mi vida y sobre la vida de muchas de las personas que están como yo en esta situación se van a tomar en su mente y en su corazón… y en lo que a mí respecta, yo tengo confianza.

Quiero pedirle solo una cosa, en esa fortaleza, en esa posición de fortaleza que tiene hoy el presidente Uribe respaldado por toda la nación, quiero pedirle que no nos venga un mal con un bien.  Yo sé que el Presidente sabrá interpretar estas palabras.

Yo a ustedes, mis amores, mi familia, que tanto los amo, no podemos estar cerca pero sí podemos comunicarnos. Yo quiero pedirles que todos los sábados a las 12 del día nos pongamos una cita, una cita para comunicarnos a través de un teléfono muy especial que es el rosario. Yo quisiera que nos reuniéramos virtualmente, sábados doce del día, ustedes reunidos allá, me encantaría que estuvieran físicamente reunidos todos en este momento y si no por teléfono, pero que lo hagamos en simultánea, y yo acá, y vamos a rezar. Pero vamos a rezar no por nosotros sino por la paz de nuestro país, y vamos a trascender nuestro honor y vamos a ponerlo ahí como un apoyo que todos los colombianos tenemos que poner para lograr la paz  algún día en esta patria que amamos. Los llevo en el alma”.

[Ingrid Betancourt - Noticias Uno - Samedi 30 août 2003]




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