América Latina
Elecciones 2018 : calendario, análisis
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El brasileño Lula da Silva y el cubano Raúl Castro (arriba de izda. a dcha.), así como el venezolano Nicolás Maduro y el mexicano López Obrador (abajo de izda. a dcha.) se mantendrán en portada de los medios en 2018. Castro por su adiós a la presidencia de Cuba. Los otros como potenciales importantes candidatos de elecciones presidenciales, salvo eventual veto judicial para Lula. (Composición LatinReporters)

I. CALENDARIO ELECTORAL 2018 (actualizado permanentemente)
  • 11 de marzo  CUBA, elecciones parlamentarias para renovar la Asamblea Nacional, de cuyos 605 diputados elegirán el 19 de abril los miembros del Consejo de Estado y el sucesor de Raúl Castro.
  • 15 de abril  GUATEMALA, consulta popular (sobre diferendo territorial con Belice)
  • 7 de octubre  PERÚ, elecciones regionales y municipales

II. BRASIL, MÉXICO, COLOMBIA, VENEZUELA : CUATRO PAÍSES CLAVES PARA TOMAR EL PULSO IDEOLÓGICO DE AMÉRICA LATINA

por Christian GALLOY

MADRID, 10 enero 2018 (LatinReporters.com) – El cambio de ciclo político en América Latina será confirmado o puesto en duda en 2018 por seis elecciones presidenciales que afectan a dos tercios de los 640 millones de latinoamericanos.

Brasil, México, Colombia, Venezuela, Costa Rica y Paraguay elegirán a su presidente. Los cuatro primeros de estos países – respectivamente 1ª, 2ª, 4ª y 6ª potencia regional cuentan con cerca de 420 millones de habitantes, un número más que significativo para tomar el pulso ideológico de América Latina.

Dominante durante los tres primeros lustros de este siglo, sobre todo en América del Sur, la izquierda latinoamericana sufría en 2015 dos notables reveses, en las presidenciales de Argentina y en las legislativas en Venezuela.

Este retroceso era acentuado en 2016 por un referéndum constitucional en Bolivia, la elección presidencial en Perú, las municipales en Chile y en Brasil y la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, luego, en 2017, por las legislativas en Argentina y las presidenciales en Chile.

En contrapartida, la izquierda venció en 2016 en las elecciones presidenciales y legislativas de Nicaragua y, en 2017, en las municipales nicaragüenses, en las presidenciales y legislativas de Ecuador, así como en los tres escrutinios sucesivos del pasado año en Venezuela : elección de la Asamblea Constituyente, elecciones regionales y elecciones municipales.

Si la derecha sistemáticamente denunció fraude electoral en Nicaragua, en Ecuador y en Venezuela, la izquierda calificó por su parte de golpe de Estado parlamentario el desalojo polémico en Brasil de Dilma Rousseff, sustituida por el actual presidente conservador Michel Temer, y de golpe de Estado electoral la reelección a la vez dudosa y anticonstitucional del presidente conservador Juan Orlando Hernández el pasado mes de noviembre en Honduras.

Pero todos podrían admitir que América Latina permanece como un campo de batalla ideológico donde ni los neoliberales ni la izquierda socialdemócrata o radical han conseguido una victoria definitiva o sufrido una derrota irreparable.

Este diagnóstico prudente está apoyado por los resultados posibles de las presidenciales de 2018.


Brasil

En Brasil, los sondeos actuales están ampliamente dominados por Luiz Inácio Lula da Silva, cofundador del Partido de los Trabajadores (PT), ex-presidente de 2003 a 2010 y entonces icono de la izquierda continental.

Lula quiere optar de nuevo a la presidencia en octubre, pero esta ambición está en manos de la justicia. Si una segunda instancia, que se abrirá el 24 de enero, confirmara su condena a 9 años y 6 meses de prisión por corrupción, su candidatura podría ser comprometida.

Eso arriesgaría con facilitar la llegada de un «mesías político», de un hombre nuevo que prometiera pasar la página de los escándalos.

La extrema derecha está al acecho, apostando por el hastío de los brasileños desde el lanzamiento, en 2014, de la operación anticorrupción «Lava Jato» (lavado express), que salpica a la casi totalidad del arco parlamentario y en particular al PT.

El coronel en la reserva Jair Bolsonaro, diputado defensor de la dictadura militar que gobernó Brasil de 1964 a 1985, está en el segundo puesto de los sondeos para las presidenciales, aunque a gran distancia de Lula.

México

En México, el eterno aspirante de izquierda a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, apodado Amlo, es una vez más el favorito de la elección presidencial. Lo fue ya antes de los escrutinios de 2006 y de 2012, que sin embargo perdió, víctima según él de fraudes electorales.

¿Su tercera tentativa sería la buena? La inquietud de medios económicos da consistencia a esta hipótesis, reforzada por la aparición de un aliado de Amlo tan potente como inesperado: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El discurso anti-inmigración del actual inquilino de la Casa Blanca, su encabezonamiento en construir un muro fronterizo con México y su nacionalismo económico que socava el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), concluido entre Estados Unidos, Canadá y México) explican, a la vez que las desigualdades, la corrupción y una inseguridad récord, el alza constante desde hace un año de la popularidad de Amlo, fundador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Su victoria en la elección presidencial mexicana, que se juega en una sola vuelta con el mayor número de votos, establecería por primera vez un régimen de izquierdas en el umbral mismo del tío Sam durante una legislatura de seis años.

Incluso si el radicalismo inicial de López Obrador se aproxima gradualmente a la socialdemocracia, su supremacía eventual en la segunda potencia de América Latina bastaría para poner en cuestión la teoría de un cambio de ciclo político regional en beneficio exclusivo de la derecha neoliberal.

¿Y que decir si, además, la primera potencia latinoamericana, Brasil, se ofreciera una nueva presidencia de Lula?

Colombia – Desarmada en los términos de los Acuerdos de Paz, la guerrilla de las FARC se ha convertido en partido político. Su jefe, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, es candidato a la elección presidencial del 27 de mayo 2018. (Foto FARC-EP / archivos)
Colombia

En este principio de enero 2018, ninguno de los candidatos potenciales a las elecciones presidenciales colombianas de mayo figura como favorito y varios partidos apuestan por coaliciones o alianzas.

Uniendo el Centro Democrático del ex-presidente Alvaro Uribe y el Partido Conservador dirigido por su predecesor a la presidencia, Andrés Pastrana, la coalición formada por la derecha no ha designado todavía a su candidato. Entre sus propuestas figuran la revisión de los Acuerdos de Paz con la guerrilla de las Farc (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y la concesión de nuevos privilegios fiscales a las multinacionales.

El rechazo al referéndum del 2 de octubre de 2016 de los Acuerdos de Paz, no obstante ratificados por vía parlamentaria, anticipaba tal vez un próximo golpe de timón hacia la derecha dura en Colombia, país presidido desde 2010 por el liberal conservador Juan Manuel Santos. Su ex-vicepresidente Germán Vargas Lleras es candidato a su sucesión.

El ex-alcalde de Medellín Sergio Fajardo optará a la presidencia a la cabeza de una coalición centrista. Otra, de centro izquierda, será dirigida por Gustavo Petro, antiguo alcalde de Bogotá.

Debido a la escasa participación en la consulta que le designó candidato del Partido Liberal, Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno en el proceso de paz con las Farc, podría necesitar también formar parte de una coalición si quiere alcanzar la presidencia.

La gran novedad de la elección presidencial colombiana es la candidatura de extrema izquierda del jefe de la ex-guerrilla de las Farc, Rodrigo Londoño, alias Timochenko. En los términos de los Acuerdos de Paz, las Farc se han convertido en un partido político cuyo acrónimo significa ahora Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

Venezuela

Prevista inicialmente para el último trimestre de 2018, la elección presidencial venezolana podría ser adelantada a fin de favorecer al chavismo (del nombre del difunto presidente Hugo Chávez).
[Añadido del 1 de marzo: fijadas anteriormente en el 22 de abril, las elecciones presidenciales han sido pospuestas al 20 de mayo, han anunciado las autoridades electorales.]

Frente a la oposición dividida entre partidarios de la confrontación o del diálogo, el presidente chavista Nicolás Maduro, que buscará un segundo mandato de seis años, podría en efecto beneficiarse del efecto psicológico de sus tres victorias electorales sucesivas desde julio de 2017 (elección de la Asamblea Constituyente, elecciones regionales y elecciones municipales).

Sin representación en el seno del poder supremo temporario que es ahora la Asamblea Constituyente, cuya elección habían boicoteado antes de ser laminados en las regionales de octubre, los principales partidos de la oposición habían ignorado también las municipales de diciembre por supuesta falta de garantías, perdiendo así su poder local.

A pesar de acusaciones de represión y de fraudes electorales, el fracaso tanto de la contestación violenta en la calle como del diálogo con el poder hizo quizá volver hacia el campo chavista a numerosos venezolanos que habían dado en las legislativas de diciembre de 2015 el triunfo a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que entonces federaba más sólidamente los partidos de la oposición.

Personalidades de la MUD apuestan ahora abiertamente por sanciones económicas internacionales, en particular americanas, para hacer caer el régimen chavista, presa de las penurias y en riesgo de bancarrota a causa sobre todo del hundimiento de los precios internacionales del petróleo bruto, principal recurso de Venezuela.

Respaldada por medios extranjeros, la oposición afirmó recientemente haber sido desterrada de la elección presidencial. La realidad es más matizada. La Asamblea Constituyente decretó en efecto el 20 de diciembre que las formaciones políticas que no hubieran participado en una elección anterior (en este caso las municipales) debían, para presentarse al próximo escrutinio (las presidenciales), validar de nuevo su condición de partido, osea recoger el aval de al menos 0,5% del electorado en al menos 12 de los 23 Estados de Venezuela.
[Añadido del 26 de enero - Alegando la “prohibición de la doble militancia”, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela ha ordenado que la coalición de oposición Mesa de Unidad Democrática (MUD) sea excluida del proceso de validación de candidaturas en la próxima elección presidencial. Por tanto, cada partido de oposición deberá presentar su propio candidato eventual a la presidencia, mientras que la MUD permitió un frente común con un candidato único en las dos últimas presidenciales. La decisión polémica del Tribunal Supremo favorece manifiestamente al presidente chavista Nicolás Maduro, candidato a su reelección.]