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Indignados de Podemos a las puertas de un poder nacional compartido
España: nacionalistas árbitros de unas elecciones sin vencedor absoluto
 

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Pablo Iglesias (camisa azul) y el estado mayor de Podemos celebran el 20 de diciembre 2015 en Madrid la elección de sus 69 primeros diputados al Parlamento español. (Foto David Castro / El Periódico)

MADRID, lunes 21 de diciembre 2015 (LatinReporters.com) - Al día siguiente de las elecciones legislativas del 20 de diciembre, España ignora quien la gobernará los cuatro próximos años. Las alianzas más probables deberían descartar del poder al Partido Popular (PP, derecha gubernamental). Después de Grecia y Portugal, la austeridad impuesta por la Unión Europea continúa modificando el paisaje político de Europa del sur.

El próximo presidente del gobierno, teóricamente autónomo para formar su gabinete, deberá ser elegido por los 350 diputados del Congreso que se instalará el 13 de enero de 2016. Aunque sigue siendo la primera fuerza, el Partido Popular de Mariano Rajoy se ha desfondado y ha perdido su mayoría absoluta (28,7% de los votos y 123 elegidos contra 44,6% y 186 en 2011).

El apoyo que esperaba de Ciudadanos (40 elegidos), partido emergente de centro derecha, no sería suficiente para el PP, aislado en el tablero político por su intransigencia en todos los dominios durante la pasada legislatura, sobre todo en la imposición de la austeridad, en la restricción de las libertades y en las rudas relaciones con el nacionalismo catalán.

Fuerza determinante de los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes

La alianza más plausible para reunir una mayoría absoluta de al menos 176 diputados podría unir al Partido Socialista Obrero Español (PSOE, socialdemócrata, 22% y 90 elegidos), Podemos (izquierda alternativa salida del movimiento de los indignados, 20,6% y 69 elegidos con candidaturas asociadas) y los ecolo-comunistas de Izquierda Unida (IU, 2 elegidos), con el apoyo de nacionalistas y/o independentistas catalanes y/o vascos. Estos últimos totalizan la cifra determinante de 25 diputados.

“Una nueva España ha nacido hoy”, exclamó el domingo por la noche el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Declarando acabado el bipartidismo que durante más de 30 años hizo alternar en el poder al PP y al PSOE, afirmó que los diputados de su partido trabajarán para “blindar en la Constitución los derechos fundamentales”, tales como la vivienda, la educación y la salud pública.

Abogó por una reforma de la Carta fundamental para introducir “la moción de confianza ciudadana”, que podría censurar a mitad de mandato a los gobiernos que no respetaran sus promesas electorales.

De otra parte, estimó que Podemos “primera fuerza en Cataluña y en el País Vasco”, es “el único partido nacional” capaz de “liderar un nuevo acuerdo territorial en España”.

Para el PSOE, igualmente en retroceso respecto a las legislativas de 2011, lo más difícil será asimilar la fuerza de Podemos, creado en enero de 2014 y sin cuyo apoyo el socialismo histórico se aseguraría cuatro años suplementarios de oposición.

Elegancia socialista

Más allá de la lógica de las cifras que le designan como jefe de gobierno potencial, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha tenido la elegancia de reconocer el primer puesto del PP, invitándole a intentar formar una mayoría gubernamental.

Se unió así, al menos provisionalmente, a la pretensión del jefe del PP y presidente del gobierno saliente, Mariano Rajoy. Celebrando de manera surrealista “nuestra nueva victoria” en el balcón de la sede madrileña de su partido, Rajoy ha reivindicado que “el que gana las elecciones intente formar gobierno”.

Rajoy se esforzará en hacerlo buscando “un apoyo parlamentario estable garantizando los intereses generales de los españoles”, a fin de proseguir las reformas que España necesitaría todavía. El problema es que solo una gran coalición a la alemana entre conservadores del PP y socialistas del PSOE le garantizaría la estabilidad que él invocó.

Por tanto, habrá que esperar la apertura de la nueva legislatura, el 13 de enero, para que el PP demuestre su probable incapacidad para obtener el apoyo de una mayoría parlamentaria. La niebla política no se disipará pues antes de varias semanas en España.

La sorpresa sería, como lo sugieren algunos analistas, que los socialistas se abstengan durante la votación de investidura del presidente del gobierno para permitir a Mariano Rajoy formar un gabinete minoritario.

España, Grecia y Portugal

Las legislativas españoles han clausurado un año de cambio electoral en Europa del sur, con la victoria de la izquierda radical de Alexis Tsipras en Grecia a comienzos del año, y en Portugal la llegada al poder en octubre de una coalición de partidos de izquierda, tumbando a la derecha, aunque primera en número de votos, un escenario en vías de repetirse en España.

Siendo España la cuarta economía de la zona euro, un hipotético frente común Madrid-Atenas-Lisboa en favor de políticas económicas expansivas en el seno de la Unión Europea sería un desafío de peso lanzado a la Comisión de Bruselas y a la canciller alemana, Angela Merkel.

¿Los mercados financieros podrían enfriar tal iniciativa sin riesgo de abrir en Europa una nueva crisis económica y política de desconocidas dimensiones?



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