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América Latina / España - Elecciones 2015 : calendario y análisis
 

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Tres personalidades del año electoral 2015: Cristina Fernández de Kirchner, presidenta saliente de Argentina; Nicolás Maduro (en el centro), presidente de Venezuela; Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, nuevo partido político español surgido del movimiento de los indignados. (Fotos Presidencia y Olaf Kosinsky)

 
I. CALENDARIO ELECTORAL 2015
  • 1 de marzo  EL SALVADOR, elecciones legislativas y municipales
  • 29 de marzo  BOLIVIA, elecciones departamentales y municipales
  • 10 de mayo  URUGUAY, elecciones departamentales y municipales
  • 7 de junio  MÉXICO, elecciones legislativas
  • 9 de agosto  ARGENTINA, elecciones primarias obligatorias para designar los candidatos a las elecciones presidenciales y legislativas del 25 de octubre
  • 9 de agosto  HAITÍ, elecciones legislativas (segunda vuelta el 25 de octubre)
  • 6 de septiembre  GUATEMALA, elecciones presidenciales (segunda vuelta el 25 de octubre), legislativas y municipales
  • 25 de octubre  HAITÍ, elecciones presidenciales (segunda vuelta el 27 de diciembre) y segunda vuelta de las legislativas
  • 25 de octubre  COLOMBIA, elecciones regionales y municipales
  • 15 de noviembre  PARAGUAY, elecciones municipales
  • 27 de diciembre  HAITI, segunda vuelta de las elecciones presidenciales : aplazada sine die

II. CAMBIOS POLÍTICOS ESPERADOS O PROBABLES EN 2015 EN AMÉRICA LATINA Y ESPAÑA

por Christian GALLOY, director de LatinReporters.com

MADRID, enero de 2015 – Entre las citas electorales en 2015 en el mundo hispánico, dos presidenciales (en Argentina y en Guatemala) y tres legislativas (en Venezuela, España y México) deberían modificar o al menos sacudir el tablero político.

Estos cambios o sobresaltos esperados o probables contrastarán con la estabilidad electoral del año 2014, en el que se ha impuesto la continuidad en América Latina en cinco de las siete elecciones presidenciales, en beneficio principalmente de la izquierda, confirmada a la cabeza del Estado en Brasil, Bolivia, Uruguay y El Salvador.

En Argentina,
las presidenciales del próximo 25 de octubre marcarán el final de doce años de un "kirchnerismo" caracterizado por su política social, defensa radical de los derechos humanos, rechazo del neoliberalismo, oposición a los tratados de libre comercio, pero también por la corrupción y algunos soplos de autoritarismo.

Fin de ciclo, ya que el artículo 90 de la Constitución prohíbe a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, peronista de izquierda, postular por un tercer mandato consecutivo. Elegida en 2007 y reelegida en 2011, había sucedido a su marido Néstor Kirchner, presidente de 2003 a 2007 y fallecido en 2010.

Con 37 años, su hijo Máximo Kirchner, fundador de la organización juvenil peronista La Cámpora, no es citado entre los candidatos a la presidencia. Éstos emergerán oficialmente de las elecciones primarias del 9 de agosto, en las que participarán obligatoriamente todos los partidos.

Daniel Scioli, actualmente en cabeza de los sondeos para las presidenciales en Argentina. (Foto Cgazzo)
Por ahora, tres nombres dominan en los sondeos. En cabeza, Daniel Scioli, con un 25% de intención de voto. Personalidad del Frente para la Victoria (FPV), el ala peronista de izquierda fundada por los Kirchner, este ex vicepresidente de la nación y actual gobernador de la estratégica provincia de Buenos Aires es considerado sin embargo como el menos "kirchnerista" de los precandidatos del FPV.

Sergio Massa (20% de intención de voto), ex-jefe del gabinete de Cristina Kirchner de la cual es ahora un adversario peronista de centroderecha, y el alcalde conservador de Buenos Aires, Mauricio Macri (de 15 al 18%), son en la actualidad los principales competidores de Daniel Scioli.

Cristina Kirchner no ha apadrinado todavía a ningún precandidato, apostando quizás por una sorpresa en las elecciones primarias del 9 de agosto. A destacar que la presidenta saliente, de 61 años, podría, siempre según el artículo 90 de la Constitución, postularse de nuevo al cargo supremo después del intervalo de un mandato presidencial, es decir en 2019.

En Guatemala,
donde la reelección esta prohibida como en otros países de América Latina, la presidencial del 6 de septiembre confirmaría la regla no escrita según la cual el principal derrotado de la elección precedente será el vencedor de la siguiente.

El analista Rogelio Núñez apunta que es así desde 1995 y, siguiendo ese hilo, el empresario populista Manuel Baldizón, derrotado en la segunda vuelta en 2011 por el general retirado Otto Pérez Molina, está hoy a la cabeza de los sondeos en el país más poblado de América Central (15,5 millones de habitantes).

El Partido Patriota (PP) del presidente saliente Pérez Molina no ha podido cumplir lo que fue su principal promesa electoral, poner fin a la inseguridad con una política de "mano dura", lo que limita las posibilidades de su precandidato a la presidencia, el ex ministro de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, Alejandro Sinibaldi.

La victoria eventual de Manuel Baldizón no sería una verdadera alternancia política, puesto que Guatemala seguiría anclada a la derecha. Desde 1954, la derecha, dictatorial y posteriormente democrática, no ha cedido a la izquierda nada más que los cuatro años (2007-2011) del mandato del presidente socialdemócrata Álvaro Colom. Su mujer, Sandra Torres, es considerada de nuevo como candidata potencial a la presidencia. En 2011, la justicia frustró su primera tentativa, declarada inconstitucional por su próximo parentesco con el presidente saliente.


En Venezuela,
la renovación por cinco años de la Asamblea Nacional, en la que 96 de los 165 diputados pertenecen al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV gubernamental), tendrá lugar en diciembre.

Estas elecciones legislativas someterán a una dura prueba al presidente Nicolás Maduro y quizá también al régimen instaurado por su predecesor Hugo Chávez, fallecido en marzo de 2013. Nunca desde la instauración en febrero de 1999 de la presidencia de Chávez su socialismo bolivariano ha sido derrotado en las urnas, a excepción, en un referéndum constitucional en 2007, de un revés que no sacudió las estructuras del poder.

La Asamblea Nacional de Venezuela. (Fuente : runrun.es)
Con un 48,69% de los votos, contra un 39,34% para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que agrupa a la oposición, el Gran Polo Patriótico reunido en torno al PSUV ganó incluso las elecciones municipales de diciembre de 2013, a pesar de que se celebraron en la confusión y enfrentamientos que agitan a Venezuela desde la elección, cuestionada por la MUD, de Nicolás Maduro a la presidencia en abril de 2013.

Pero una degradación vertiginosa de la economía venezolana acentúa desde hace varios meses las penurias alimentarias y de diversos artículos. Estas penurias derivan del control de precios y cambios, del contrabando hacia Colombia de productos subvencionados (como la gasolina), del acaparamiento especulativo y, según Nicolás Maduro, de una "guerra económica" conducida por la derecha con el apoyo de Estados Unidos.

El golpe más duro para el presidente Maduro es la caída del 50% de los precios del petróleo en apenas seis meses en 2014. Este desplome reduce a la mitad los ingresos del gobierno, puesto que las ventas del oro negro proporcionan el 96% de las divisas del sector público. Además, según el Banco Central de Venezuela, el país acumula tres trimestres de recesión (con -4,8%, -4,9% y -2,3%) y sufre una inflación anual del 63,6%.

Según el instituto Datanálisis, la popularidad del jefe del Estado está hundida con un 22%. Jamás la oposición al régimen bolivariano ha tenido delante tal escenario de descontento en período electoral. Conquistando eventualmente la mayoría en la Asamblea Nacional, ¿podría la MUD cortar el camino al socialismo bolivariano?

Más que contestar, quizás sería mejor recordar lo que no han olvidado los venezolanos: en 1989, padres espirituales de la oposición actual no dudaron en hacer disparar al ejército sobre la multitud que se manifestaba - saqueando también - contra la austeridad ultraliberal impuesta entonces por el Fondo Monetario Internacional (Ver, en Wikipedia, el Caracazo).

En España,
las elecciones legislativas del 20 de diciembre alterarán profundamente el tablero político según todos los sondeos.

El escrutinio enterraría el bipartidismo establecido durante casi cuarenta años de democracia post-franquista por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE, socialdemócrata) y los conservadores del Partido Popular, el PP del actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy.

El pronóstico de tal revolución electoral se explica por la emergencia, o más bien la erupción volcánica, del nuevo partido Podemos. Emana del movimiento de los indignados que se manifiestan en España desde mayo de 2011 contra la austeridad neoliberal, contra la invocación considerada fraudulenta de la crisis para imponer esa austeridad y contra la corrupción, insoportable en período de recortes sociales, que gangrena al PSOE y al PP.

Ideado en enero de 2014, inscrito en el registro de partidos políticos en marzo, Podemos se convertía el 25 de mayo, fecha de las elecciones europeas en España, en el cuarto partido del país, con 7,97% de los sufragios y 5 eurodiputados.

Uno de los eslóganes de los indignados españoles. (www.facebook.com/democraciarealya)
Desde entonces, la ascensión es fulgurante. Entre los últimos sondeos publicados en 2014 sobre las legislativas, tres realizados entre el 28 de octubre y el 13 de diciembre por tres institutos diferentes situaban a Podemos a la cabeza, con 27,7% a 29,6% de la intención de voto, contra un 20,7% a 26,3% para el PP y 16,7% a 26,2% para el PSOE.

Considerados hoy por Podemos como las dos caras de un partido único sometido al dictado de los mercados, los dos grandes partidos tradicionales, el conservador y el socialista, sumaban juntos, según esos tres mismos sondeos, solo del 37,4 % al 52,5% de los votos, contra cerca del 80% previo al estallido de la crisis.

Pablo Iglesias, de 36 años, profesor de ciencias políticas convertido en eurodiputado, ha sido elegido secretario general de Podemos. Su discurso va más allá de la división izquierda-derecha y la sustituye por una oposición entre pueblo y "casta", entre democracia y dictadura.

Reclama la aplicación de un artículo olvidado de la Constitución española, el artículo 128, que proclama que "Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuera su titularidad está subordinada al interés general".

Como su equivalente griego Syriza, favorito de las elecciones legislativas de este mes de enero en Grecia, Podemos juzga inevitable una "reestructuración de la deuda".

Uno de los principales ideólogos de Podemos, Juan Carlos Monedero, también profesor de universidad como lo son varios promotores del partido, estimaba en un programa de televisión que la llegada al poder de Podemos obligaría a la Unión Europea a negociar esa reestructuración, teniendo en cuenta el peso económico de España y el frente común que formaría eventualmente con Grecia y otros países donde la deificación impuesta de la deuda frena el crecimiento y aplasta lo social.

Además de España, es pues también a Europa que la irrupción de Podemos podría sacudir.

A destacar que el resultado de las elecciones legislativas estará probablemente influenciado por escrutinios anteriores programados en 2015 en España: el 22 de marzo, elecciones regionales anticipadas en Andalucía; el 24 de mayo, elecciones regionales en otras 13 de las 17 regiones del país y, el mismo día, elecciones municipales a escala nacional; el 27 de septiembre, elecciones regionales anticipadas en Cataluña, con el escrutinio centrado en la independencia de la región.

Finalmente, en México,
las elecciones legislativas del 7 de junio renovarán la Cámara de diputados, elegida por un período de tres años. La suerte de los senadores, elegidos para seis años, se jugará en 2018.

El presidente Enrique Peña Nieto aspira a transformar en mayoría absoluta la mayoría relativa (213 de los 500 diputados) de su Partido Revolucionario Institucional (PRI, centrista).

Pero esta ambición podría ser contrariada por la ralentización económica, el perfume de corrupción en torno a la "casa blanca" adquirida por la esposa del presidente y sobre todo la emoción nacional e internacional provocada por la "desaparición" en Iguala de 43 estudiantes, probablemente asesinados en septiembre de 2014 con la complicidad de policías locales.

Un paso en falso electoral del PRI heriría políticamente al presidente Peña Nieto y complicaría la puesta en marcha de sus planes de reformas.

De otra parte, Andrés Manuel López Obrador, disidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), intentará en estas elecciones legislativas adelantar al PRD, manchado por la tragedia de Iguala. Convertiría así a su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en el principal partido de la izquierda mexicana.

Un éxito de López Obrador le situaría de nuevo entre los principales candidatos potenciales a la presidencia de México, esta vez en 2018.



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